“EE.UU. es todavía una nación herida”

Sobreviviente del 11-S:

El último sobreviviente aun conserva  la llave maestra de las
escaleras de las Torres Gemelas.

Escribe/ Giancarlos Torres

Aquel 11 de setiembre del 2001, entre más de 26 mil personas, William Rodríguez se encontraba en el sótano de la torre norte cumpliendo su labor como personal de limpieza.

Rodríguez aun tiene grabadas en la retina de sus ojos,  las impactantes imágenes que horrorizaron  a  millones de telespectadores.

Él fue el  último hombre en salir con vida de las Torres Gemelas, es de nacionalidad puertorriqueña y sabe que dentro de unos días los micrófonos, las luces y las cámaras de la televisión,  volverán a tenerlo como protagonista.

“Diez años después, las heridas están abiertas, igualitas que el 11 de setiembre. Ésta es una nación herida, es una nación en recuperación, de la misma manera en que nosotros, las víctimas y supervivientes, nos estamos recuperando”, declaraba en entrevista con la agencia DPA.

Hace diez años, dejó sus labores y sus instrumentos de limpieza y se transformó en un  héroe que  logró salvar a varias  personas,  antes del derrumbe de los edificios colapsados  en el más grande atentado terrorista que ha sufrido los Estados Unidos en su historia.

Bordeando los 50 años, Rodríguez se encuentra paradójicamente, casado con una reportera, es padre de dos niños y se ha pasado los últimos 10 años dando conferencias por todo el mundo relatando su experiencia y ayudando en el rescate de otros atentados, como el ocurrido en Madrid en el 2004.

Han sido interminables las ocasiones en las que ha contado lo sucedido aquel fatídico  11 de setiembre,  y aunque suela tener un aspecto jovial y sereno, Rodríguez confesó que “la procesión se lleva por dentro” y que el país norteamericano tiene un largo trecho por recorrer para olvidar tremenda tragedia.

“Last man out”, el último hombre en salir, como lo apodaron los medios norteamericanos, denunció que durante años el ex alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, cobraba hasta 100 mil dólares por charla, cuando él lo hacía gratis. “Este hombre no salvó a una sola persona, no tiene sentido humanitario”, señaló indignado.