DISCURSO DE GRADUACIÓN

Por: Marcelino Arellano

Promoción 2011 - I  FACO UTP


MANIFIESTO DE EGRESADO Esta semana de preparación, organización para nuestra graduación - mmm, sin querer me salió la rima- bueno, decía que los días previos a esta fecha, nuestra graduación, nuestro día, nuestra noche, han sido muy agitados pero, pese a quién le pese, esto se está llevando sin ningún problema. No sé si esta noche se está agradeciendo mucho, pero creo que no tiene nada de malo unos agradecimientos extras. En este caso, no voy agradecer a los que nos apoyaron, ellos de por sí tienen nuestra total gratitud. Quiero agradecer a los que, interesados o desinteresadamente no nos apoyaron y aquí es donde recuerdo una de las muchas frases de mi vida universitaria: LA PALABRA DE UN HOMBRE ES LO MÁS VALIOSO Y ES LO ÚLTIMO QUE UNO PUEDE EMPEÑAR, ustedes se preguntaran ¿A qué viene todo esto? Pues gracias a las barreras, a las falsas promesas, a los que no quisieron arriesgarse con nosotros, a todos ellos, gracias, gracias porque nos motivaron más y hoy se está realizando como lo habíamos planeado, ¿Pudimos hacerlo no chicos? Y es que este grupo de estudiantes que está frente a ustedes, se ha caracterizado por lograr siempre lo que se han propuesto. Es por eso que después de once ciclos podemos decir: viejita terminé la universidad. Estos cuatro años y medio nos han servido de mucho, como diría la Miss Rodas TODO TIENE SU RAZÓN DE SER, todo lo que hicimos en las aulas nos llevó a esta razón, la de ser egresados. En la universidad, se queda parte de nuestra esencia de vida. En las aulas, en las carpetas, en las pizarras, en la cafetería, en los pasadizos o en algún lugar de la UTP, están y permanecerán, nuestros gratos recuerdos, frustraciones vencidas, triunfos logrados, derrotas aprendidas, amores engañados, amistades tercas. Al haber ingresado sabíamos que conviviríamos con personas diferentes y eso hizo que amoldáramos una amistad y una gran familia o como lo diría el escritor uruguayo, José Enrique Rodo: Cada uno de nosotros es, sucesivamente, no uno, sino mucho. Y estas personalidades sucesivas, que emergen las unas de las otras, suelen ofrecer entre sí los más raros y asombrosos contrastes. En esta vida universitaria, entre compañeros, creamos un mundo, nuestro espacio. Un lugar donde se realizaban los proyectos más ambiciosos y porque no decir, las mejores batallas que, personalmente, voy a recordar. Y es que cada vez que nos dejaban trabajos, cada uno de nosotros, en el grupo que nos encontráramos, defendíamos a muerte nuestros trabajos que tanto sudor y amanecidas nos había costado y lo hacíamos hasta quemar el último cartucho. Y así, entre trabajo y trabajo aprendimos a competir, ¿sanamente? Sí, pero hay que reconocer que a veces no. Eso fue la universidad, momentos, ejemplos, enseñanzas, golpes, caídas, amanecidas, líos, deudas, hambre, coraje. Y es que aquí, en esta etapa de universitario, aprendimos de todo, por ejemplo, que un conflicto que está a miles de kilómetros del país puede afectar nuestros bolsillos, o, recordando al maestro Eloy, que en la política no solo existen los de derecha o de izquierda, también hay los alpinchistas y quechuchistas. Que los periodistas tenemos hora de ingreso pero no de salida, que tenemos que ser generalistas, saber un poco de todo, y como nos dijeron muchos de los periodistas que conocimos, no buscamos esta profesión para hacernos ricos. Hay que terminar porque ya se acabo mi texto pero  puedo decir a lo Roberto Carlos, que conseguí un millón de amigos. No soy muy religiosos que digamos, pero quisiera terminar esta participación utilizando una frase bíblica: Padres, Madres, han hecho un buen trabajo y aquí tienen a sus hijos, unos profesionales. Hijos, compañeros, es hora de agradecer todo el esfuerzo, ahí tienen a sus padres. Buenas noches y buena suerte.