martes, 9 de octubre de 2018

El Ejército de Estados Unidos advierte a sus soldados: o bajan de peso o se van a la calle

Un soldado estadounidense durante un ejercicio

Aprovechando el comienzo del curso político en Washington, el Pentágono (Departamento de Defensa de EE.UU.) ha implantado una nueva normativa, popularmente conocida como "despliégate o a la calle", que pretende acabar con la creciente baja forma de sus tropas, lo que se ha convertido en una lacra que merma su capacidad de acción. Más allá de problemas físicos puntuales, una de las grandes preocupaciones del estamento castrense es el aumento de la obesidad entre los soldados.

Según las últimas estadísticas divulgadas por el Pentágono, en torno a un 17 % de las fuerzas armadas sufre un problema de sobrepeso, por lo que en los últimos meses ha invitado a miembros de la sociedad, como preparadores físicos y dietistas, a sumarse al debate sobre el estado de forma de los militares. El propio secretario del Departamento de Defensa, James Mattis, un general retirado de la vieja escuela cuya gran afición por la lectura le ha convertido en un firme defensor de la premisa 'mente sana en cuerpo sano', abordó recientemente este problema durante una conferencia en el Instituto Militar de Virginia.

Militares no aptos para el combate

"Eso son un poco los límites, que cuanto menos no estés, ya sabes, obeso, usando drogas, que tengas un título escolar. El Ejército lo establece así para todos sus regimientos y no es algo exagerado", manifestó Mattis. La nueva normativa, que fue presentada en febrero y entró en vigor el pasado 1 de octubre, contempla un plazo de gracia de doce meses para que los militares alcancen una condición física óptima. La medida no afecta solo a quienes tengan unos kilos de más, ya que el Pentágono contempla tres tipos de impedimentos a la hora de poder contar con uno de sus soldados: legal, administrativo y médico.

Si pasado un año un militar no ha dejado atrás sus problemas, de cualquiera de esas tres índoles, su comandancia podrá optar por apartarle del servicio. Aproximadamente un 6 % de los miembros en activo de las Fuerzas Armadas, incluidos reservistas e integrantes de la Guardia Nacional, son considerados no aptos para el despliegue por parte del Departamento de Defensa de EE.UU. Es decir, a fecha de 31 de agosto, el Ejército estadounidense contaba en sus filas con unos 126.000 militares a los que no podría recurrir en caso de combate.

Fuente: RPP

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