En el penal
de Lurigancho hay 9.650 presos custodiados por 200
policías, que trabajan en dos turnos, es decir un agente debe vigilar a, por lo
menos, 97 internos, una situación cada vez más insostenible, señaló Tomás
Garay, director de esa cárcel.
Lurigancho es una de las
cárceles más peligrosas y hacinadas del país. El 30 de marzo, el interno Jorge
Medina Gavilán, quien cumplía una condena de 17 años por tráfico ilícito de
drogas, se escapó con la complicidad de cuatro policías, a cargo de la
vigilancia de los presos.
El último martes, el
penal volvió hacer noticia porque 50 internos participaron en una revuelta en
los techos a raíz de una disputa entre dos bandos que buscaban el control del
pabellón 5.
“En Lurigancho hay 22
pabellones y cada uno tiene un delegado, que es un preso que representa a los
internos. Es un sistema que existe desde hace varios años acá”, remarcó Garay.
La Defensoría del Pueblo siempre ha alertado que esos delegados cometen abusos
con los internos, pues les cobran una cuota diaria de S/5 supuestamente para
mantener limpio el pabellón, aparte de otras coimas.
Carlos Fernández, abogado
de asuntos penales de la Defensoría del Pueblo, indicó que “hay precariedad en
el sistema de seguridad”.“Es un penal donde se puede ingresar con documentos de
identidad falsificados, no hay escáneres y los bloqueadores de celulares no
funcionan al 100%”, puntualizó.
Fuente: El Comercio.
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