El
Proyecto de inversión minera Conga, en la cuenca del Río Cajamarquino en
Cajamarca, ha desatado largas discusiones sobre su oportunidad y los posibles
impactos ambientales que puede generar, más aún cuando se sitúa en una cabecera
de cuenca.
Lo que más se destaca en la discusión es su impacto sobre el recurso
agua, tan importante en la zona para la producción agropecuaria de miles de
productores agrarios en situación de pobreza. Las posiciones han llegado a
polarizarse políticamente en tal forma que parece difícil llegar a un acuerdo
mínimo sobre su implementación.
1. El Proyecto Conga ha cumplido con todas las exigencias legales para su aprobación en octubre del 2010 durante un trabajo prolongado de varios años. En primer lugar obtuvo la licencia para la exploración del posible yacimiento de parte del Ministerio de Energía y Minas y de los propietarios de la tierra. Para la fase exploración tuvo que cumplir con los requisitos establecidos en las normas. También tuvo que tener la aprobación de los productores de la zona para realizar la exploración minera. Una vez confirmada la presencia de minerales de buena ley (cobre y oro) la empresa solicitó la licencia para realizar el EIA detallado respectivo, que se prolongó por un par de años. Para realizar el EIAd la empresa tuvo que involucrar forzosamente a los pobladores del área de influencia directa con una serie de talleres de información para recoger las opiniones de los actores directos involucrados. El borrador del EIA fue alcanzado para opinión al MEM, al GORE Cajamarca, y a los Gobiernos Locales involucrados. Después de recibir las observaciones finalmente el MEM aprueba el EIAd y la empresa obtiene la licencia para proceder a implementar en Proyecto. lo que significa que el Estado ha dado la autorización respectiva para la ejecución del Proyecto. Hasta aquí no hubo protestas ni oposición al Proyecto.
2. La empresa, con las autorizaciones respectivas, inicia la implementación del Proyecto y contrata a miles de trabajadores de la zona para realizar las obras. Recién un año después se inicia un fuerte movimiento de oposición al Proyecto por grupos fuera de la zona de influencia directa, que inciden en que se va a generar fuertes impactos ambientales sobre la cuenca por la destrucción de cuatro lagunas y que se impactaría en la sostenibilidad del recurso agua para las zonas aguas abajo. Además se aduce que se va a generar contaminación del agua por los relaves mineros y los depósitos de desmonte.
3. Ciertamente cualquier actividad humana (carreteras, minas, urbanización, agricultura, ganadería, etc.) genera indefectiblemente impactos sobre el ambiente y los recursos naturales. No existe impacto ambiental cero. El tema está en REDUCIR estos impactos al mínimo y COMPENSAR los pasivos ambientales con nuevos activos ambientales. Para esto, desde 1992, se impuso la exigencia de los EIA y de los PAMA, lo que significó un avance importante en las actividades productivas, incluyendo a la minería. Más aún, con la Ley de Cierre de Minas, se garantiza que no deben quedar pasivos ambientales como antes de 1990 cuando no había legislación sobre el tema.
4. Cualquier proyecto de desarrollo alterará en alguna forma el ambiente, incluyendo el Proyecto Minero Conga. Eso es innegable. Pero de allí postular que se debe escoger entre el oro y el agua no obedece a criterios reales.
a. El Proyecto minero Conga se ubica en cabecera de cuenca y en consecuencia es inviable porque se va a comprometer el recurso agua para las actividades productivas y Cajamarca. Se ha examinado 803 proyectos mineros en explotación y en exploración y cerca de 80% se ubican en lo que se puede llamar las cabeceras de cuenca. Por desgracia los afloramientos mineros están en las partes altas de los Andes y las inversiones mineras van a los lugares donde están los minerales. Ante esta realidad la única salida es manejar bien las cabeceras de cuenca, incluyendo el agua. Postular que no debería haber minería en las cabeceras de cuenca es inviable, porque se paralizaría en gran parte la minería del país, con graves consecuencias económicas y sociales. Tal afirmación suena muy bien, pero es inviable.
b. La realidad de la cuenca del Cajamarquino es que existe agua suficiente y esta fluye durante las lluvias veraniegas, y la mayor parte no se aprovecha porque no existe la infraestructura necesaria para almacenarla y hacer posible su disponibilidad durante la época de estiaje, cuando no llueve. Se ha calculado que cerca de 200 millones de m3 fluyen hacia la cuenca del Marañón sin aprovechados. Este asunto tan importante es precisamente uno de los temas del Proyecto Conga, que debe crear infraestructura necesaria para almacenar el agua (reservorios, represamiento de lagunas) y dotar a los productores de la zona de este recurso cuando más lo necesitan, que es en la época seca. La dotación ascendería de 1,8 millones de m3 a más de 8 millones al año. Si no se ejecutara el Proyecto se debería pensar quién se encargaría de implementar tal infraestructura y con qué financiamiento.
c. Otro tema importante de impacto evidente es la intervención de 4 lagunas. Debajo de dos de ellas se ubica el yacimiento minero, y son insalvables, y su servicio de agua debe ser sustituido por la infraestructura antes mencionada. Otras dos se habían previsto como depósitos de desmonte, y la condición que se ha impuesto es que deberían ser salvadas. La pregunta es si reservorios y represamientos compensan los servicios de dotación de agua y otros servicios ambientales. Es necesario conocer que en los Andes peruanos existen decenas de lagunas que han sido represadas para almacenar más agua y también decenas de represas creando nuevos espejos de agua, que con el tiempo prestan servicios ambientales compensatorios. Esto se viene realizando desde la época prehispánica a lo largo de toda la Sierra.
d. El tema de la contaminación por relaves y productos químicos está hoy superado por las nuevas normas establecidas durante los últimos 20 años, y por las nuevas tecnologías. Las mineras grandes y medianas, que tienen que operar en la legalidad porque están supervisadas (OSINERGMIN, ANA, OEFA, DIGESA), tienen que implantar tecnologías de control del agua y de la contaminación en todo sentido. Para esto existe hoy el reciclaje del agua dentro del proceso, la ósmosis inversa para purificar el agua y otros mecanismos modernos. Estas técnicas las aplican todas las empresas, con mayor o menor eficiencia. En final de cuentas del proceso minero no pueden existir efluentes contaminantes, pues de lo contrario la empresa sufriría penalidades. Con el Plan de Cierre de Minas, aplicando la Ley respectiva, la empresa debe prever medidas por varios años posteriores al cierre de actividades para monitorear y prevenir los impactos negativos. Con esto se garantiza que no deben producirse pasivos ambientales mineros como en el pasado, cuando no existían ni las normas ni la supervisión.
Conclusión: para garantizar los mínimos impactos ambientales del Proyecto Minero Conga existen las normas y existen los organismos del Estado para supervisar que sean cumplidas. Pero en forma adicional los actores involucrados de la zona de influencia tienen la opción de formar sus comités y REALIZAR EL MONITOREO COMUNITARIO para que se garantice el cumplimiento del EIA y de las normas. Esto se está aplicando en diversos proyectos mineros y energéticos en el país con resultados positivos para evitar conflictos continuos.
Finalmente es tiempo de dejar de lado posiciones políticas y ver los temas técnicos, y discutirlos con el afán de hacer las cosas bien para el futuro de la región y del país. Un proyecto minero puede garantizar el agua, el oro y mucho más si trabajamos unidos y pensando en el bienestar de todos.
Dr. Antonio Brack Egg
Lima, 24 de julio del 2012
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