martes, 18 de octubre de 2011

LOS TIPOS DE PERIODISTAS

Por Jorge Turpo Rivas

En el Perú, los buenos periodistas se pueden contar con los dedos de la mano. Y del pie porque, la verdad sea dicha, hay algunos que hacen periodismo con las patas.

Aquí procuro hacer una modesta clasificación de los coleguitas que peor nos hacen quedar. Todo en buena onda. Para que sonrían, no para que se arañen los que se sientan desvestidos. Eso sí, cualquier parecido con la realidad, no es ninguna coincidencia.

LOS RADIOLOROS. Algunos pasaron por la universidad, pero la gran mayoría terminó con las justas la secundaria. Un buen día, les dieron la oportunidad de hablar frente al micrófono de una radio y de inmediato empezó a creerse un “señor periodista”. Mandó a imprimir su credencial y la luce hasta en la combi. Su principal virtud es hablar hasta por los codos, aunque generalmente – en lugar de hablar – parece que ladra, que muerde. Es un erudito, domina todos los temas (eso cree el ingenuo). Habla con la misma convicción de la Copa Perú que de la caída de la bolsa de Londres. Sobreviven buscando publicidad de los municipios.

LOS NAVIDEÑOS. Les encanta ir de municipio en municipio en las fiestas de fin de año a reclamar su canasta navideña. Los más “finos” o “exquisitos”, le hacen saber al Alcalde de turno que les tienen que llevar su canasta de víveres a la puerta de su casa. Los periodistas “navideños” que hacen notas de deportes, reclaman su canasta en las federaciones de fútbol, algunas ligas deportivas y en el único equipo profesional de la ciudad. No tienen pierde.

LOS CEVICHEROS. Esta especie es la más conocida y abundante. Son los que venden su pluma o su lengua, por un plato de ceviche. La manera más fácil de distinguirlos es en las conferencias de prensa. Son los primeros en correr hacia la fuente de bocaditos o a la bandeja de tragos. Se abalanzan como recién salidos de la cárcel. Hay algunos que merecen “la concha de oro”, pues van a las conferencias de prensa con su mujer y sus hijos. Lo curioso es que algunos ya ni trabajan en algún medio, pero estos zambitos igual se las ingenian para no perderse ningún evento.

LOS MARCAS. Estos son muy peligrosos. Entre sus víctimas se pueden contar las autoridades regionales, alcaldes, dirigentes, autoridades universitarias, candidatos políticos y todo aquel que ejerza un cargo público. Los persiguen día y noche hasta que encuentran la oportunidad precisa para dar el golpe. Arrinconan a la víctima hasta que les acepte su recibo por honorarios. Cuando la autoridad no cede, se expone a ser acribillada en el medio del periodista. Lo más seguro es que lleguen a un pacto de caballeros. Un recibo por mes es suficiente.

LOS EXTRANJEROS. Es una especie bastante colorida, graciosa y ridícula. Les encanta hablar como extranjeros, principalmente como argentinos. Tienen serios problemas de personalidad. En ellos se cumple aquello de que nacieron en el Perú por un error de la naturaleza. Debieron nacer a las orillas del río de La Plata.

LOS CANDIDATOS. La mayoría empieza como radioloro antes de dar el gran salto. Los menos pretenciosos o segundones por naturaleza, postulan como regidores. Los más pretenciosos apuntan a un municipio distrital; pero los de ego colosal, se mandan de frente a querer ser alcaldes provinciales, presidentes regionales o congresistas.

LOS SUPERFICIALES. Son los que nunca investigan. Generalmente los escuchamos en la radio leyendo los periódicos de la mañana sin tener la dignidad de citar la fuente. Se ganan los frejoles con el esfuerzo de los demás. El plagio es su herramienta.

LOS INEXACTOS. En la prensa escrita es donde más destacan. No contrastan fuentes, son imprecisos. Publican una nota hoy y mañana recién sacan la versión de la otra parte involucrada en la denuncia. Su irresponsabilidad les hace coleccionar cartas notariales y juicios por difamación.

LOS ETERNOS PRACTICANTES. Se caracterizan porque no leen ni sus propias notas. Jamás alimentan su cerebro. No consultan jamás el diccionario y hasta hablan con errores ortográficos. Los puede distinguir fácilmente porque siempre terminan sus entrevistas preguntando cosas como estas: “¿Tiene usted algo más qué comentar?”. “¿Tiene algo más que desee agregar?”.

LOS CHUPES. Son sobones por excelencia. Cuando entrevistan parece que no están sentados sino echados. Todo es adulación. Tratan de “excelentísimo señor” a su entrevistado. Claro, nada es gratis, ya todo está arreglado. Ellos sólo responden a intereses.

LOS ALTANEROS. Se creen intocables. Abusan de su poder. El periodismo les hace sentirse importantes. Ellos no opinan, sentencian. Generalmente han estudiado Derecho u otra carrera pero no se graduaron nunca y se hicieron periodistas para calmar sus frustraciones y traumas.

LOS ROJO SANGRE. Son como una cofradía formada alrededor de la muerte y el delito. Son los periodistas de las notas policiales. Su principal virtud es la confraternidad: todos publican las mismas noticias, nadie piensa diferentes ni ofrece un dato mejor que el otro. Y escriben como policías. En sus notas, es común leer palabras del parte policial como “el occiso estaba de posición decúbito dorsal” o “hallaron el cadáver muerto de un hombre de sexo masculino varón”.

LOS PACHECOS. Es una especie relativamente reciente. Su nombre es una alusión a la ridícula forma de actuar de un ex congresista puneño: Gustavo Pacheco. Sus integrantes suelen hacer alarde de la calidad de sus notas, de su capacidad para conseguir primicias, de entrevistar a personajes imposibles, de redactar como García Márquez. Solitos se jaranean.

LOS HÍBRIDOS. Son los que más denigran la profesión. Son inclasificables. Tienen de todo un poco: chupe, marca, cevichero, navideño, etc. Se acomodan según el viento.

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