Washington. Los autores de las matanzas indiscriminadas en
Estados Unidos tienen motivos e intenciones muy diferentes pero, en su mayoría,
comparten algunos rasgos como ser hombres, jóvenes y blancos.
Hay, asimismo, gran variedad de definiciones de lo que se
considera una "matanza", pero teniendo en cuenta la que usa la
Oficina Federal de Investigaciones (FBI) -más de cuatro víctimas fatales- en
los 216 días transcurridos de este año han habido 256 incidentes de este tipo
con un total de 284 muertos y 1.057 heridos.
En la mayoría de estos incidentes, la facilidad de tener a
mano o de obtener armas de fuego en Estados Unidos permite que disputas
familiares, robos o quejas de empleados descontentos se conviertan en masacres.
Las matanzas que ocupan los titulares de diarios y
noticieros involucran armas de fuego de alta potencia y decenas de víctimas a
manos de individuos que por lo general planifican sus ataques con cuidado y, en
muchos casos, explican sus motivos e intenciones en Internet.
De acuerdo con el sitio de Internet Statista, de un total de
113 matanzas ocurridas desde 1982, 64 las iniciaron blancos, 19 las causaron
negros, 10 fueron responsabilidad de latinos, seis de asiáticos y el resto no
se determinó o fueron personas de otras razas.
La mayor de todas, un ataque en Las Vegas en el 2017 que
dejó 58 muertos y más de 500 heridos la perpetró Stephen Paddock, un hombre
blanco de 64 años que se suicidó, y hasta ahora no se ha determinado la causa
de su ataque.
El presidente Donald Trump y los políticos que se resisten a
un control más estricto en la venta de armas de tipo militar habitualmente
atribuyen estos ataques a problemas de salud mental de los autores.
Pero los análisis del FBI muestran que sólo el 25 por ciento
de los atacantes han tenido un diagnóstico de problemas de salud mental y que
típicamente no son individuos que viven aislados.
Michael Stone, un psiquiatra forense citado por el diario
The New York Times, indicó que la mitad de los 200 asesinos en masa que él ha
estudiado no mostraba evidencias claras de problemas mentales antes de los
ataques, y que aproximadamente uno de cada cuatro mostraba indicios de
depresión o psicopatía.
Patrick Crusius, de 21 años y sospechoso de la matanza de 21
personas el sábado pasado en El Paso (Texas), es blanco y antes del ataque
publicó un manifiesto en internet que incluye motivos racistas claros y
razonados, una planificación deliberada e intenciones xenófobas específicas.
En su texto habla de la necesidad de los "blancos"
de detener la "invasión" de inmigrantes, especialmente la de los
hispanos, y asegura que para preservar su cultura debe haber por países
separados para diferentes "razas".
Según Mark Potok, la organización antirracista Southern
Poverty Law Center (SPLC), muchos de estos atacantes son "tipos que buscan
algo más grande que sus propias vidas, quieren ser vistos como héroes que
defienden una causa".
El autor del ataque en Dayton (Ohio), Connor Betts, de 24
años y blanco, al igual que Crusius, que en la madrugada del domingo mató a
nueve personas, incluida su hermana, antes de morir a manos de la policía, no
parece contar con antecedentes "políticos", pero quienes le conocían
dicen que tenía una lista de personas a quienes quería matar o violar.
Al margen de la violencia armada de la delincuencia común,
en los últimos años en Estados Unidos se han incrementado los ataques en los
que los responsables expresan motivos políticos y, específicamente, racistas.
A finales de junio, Santino William Legan, de 19 años y
ancestros ítalo-iraníes, mató a tres personas e hirió a otras 12 en un festival
en Gilroy (California), después de haber publicado mensajes en las redes
sociales en los que se quejaba de las "hordas" de mestizos y
estúpidos blancos" en Silicon Valley.
FUENTE: El Comercio
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