martes, 28 de mayo de 2019

Desesperados por la crisis, jóvenes se buscan la vida entre las aguas fecales de Caracas

                          Venezuela

Caracas. Ronaldo vacila, toma aire y se zambulle en la gran cloaca que un día fue el próspero río Guaire de Caracas en Venezuela. Palpa el fondo, revisa entre las fétidas piedras y emerge. En sus manos nada de valor, debe repetir una vez y otra más hasta que consiga algo entre las aguas fecales que pueda vender.
Su rutina es la de centenares de jóvenes, y otros no tanto, que desesperados por la crisis del país se han lanzado a las aguas del Guaire, un río al que un día  Caracas dio la espalda y convirtió en vertedero para desechos urbanos e industriales. En él buscan algo, lo que sea, que se haya deslizado por los desagües y que aún tenga valor.
" Unos primos me dijeron para trabajar en el Guaire. Yo lo pensaba bastante y decía 'yo no quiero ir para allá es pura agua de popó'", explica Ronaldo, cuya madre nunca debió imaginar cuál iba a ser el destino de su hijo cuando decidió ponerle nombre de estrella del fútbol.

Sin embargo, la falta de trabajo y lo escaso del salario mínimo le empujaron al río, le fue bien sacó " una prenda" (pieza de bisutería) y se convenció de que allí podía tener un futuro con el que alimentar a su familia.
" Estas son las cloacas de aguas negras de Caracas y todo lo que se le va a la gente por los drenajes, los lavamanos, la lavadora, todo esa cosa que cae va al río Guaire y uno aquí lo recoge", comenta.
El olor acompaña la breve descripción y se clava en la nariz hasta varios días después de bajar al río, canalizado desde hace décadas y acompañado por el cemento de la autopista Francisco Fajardo durante buena parte de su recorrido.
Cuentan las crónicas coloniales que fue el Guaire, que debía competir con el Manzanares de Madrid por ser el primer río navegable a caballo, una de las razones por las que Caracas se asentó a 900 metros sobre el nivel del mar, pese a tener bien cerca del Caribe. 
Fue en el siglo XX cuando se transformó en la gran cloaca y en el XXI en la gran promesa para la capital. En 2005, el entonces presidente Hugo Chávez se comprometió a poner en marcha un proyecto de saneamiento que parece no haber salido nunca del papel.
El drama ambiental de la contaminación no alcanzaría la dimensión que tiene si no se combinara con el humano, la hambruna que puebla Caracas: "La necesidad y la situación del país es lo que ha llevado a uno a meterse ahí. Con todo y eso tengo seis años y a mí todavía me da asco pero no tengo más trabajo ni más recursos a que acudir y con eso mantengo a mi familia", explica Ronaldo.
Fuente: Perú21

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