Hasta
el miércoles, Martín Vizcarra vivía en Ottawa como embajador de Perú en Canadá,
aislado de todos, casi exiliado y alejado del poder. Allí lo envió Pedro Pablo
Kuczynski para apartarlo de la tormenta que arrasa la política peruana. Pero
siguió siendo vicepresidente, y por eso desde hoy deberá asumir casi sin apoyos
el poder. La política peruana ha implosionado por el caso Odebrecht, que ha
forzado la dimisión del presidente, para quien la fiscalía ha solicitado la
prohibición de la salida del Perú ante el temor de una fuga. El país se ha
instalado en una profunda crisis de credibilidad en la que crece el mensaje
antipolítico de “que se vayan todos”.
Mientras
la ciudadanía muestra su indignación en Perú, la izquierda de Verónika Mendoza
pide “cambiar un sistema podrido” y convocar elecciones, una exigencia a la que
se suman otros grupos pequeños. Pero nadie quiere ir a las urnas en este ambiente
explosivo y el escenario más probable parece el de un gobierno muy débil de
Vizcarra durante los tres años de legislatura que quedan. Con un Parlamento
dominado por los fujimoristas, el Perú parece condenado a la inestabilidad
permanente. Vizcarra de momento solo ha enviado un tuit desde Canadá: “Estoy
indignado por la situación actual, como la mayoría de los peruanos. Pero tengo
la convicción de que juntos demostraremos una vez más que podemos salir
adelante. Por ello, regreso al Perú para ponerme a disposición del país”. Su
llegada parece tener el apoyo del mundo empresarial y tanto la bolsa como el
dólar se calmaron con la caída de PPK.
Perú no
se está hundiendo. La economía marca un crecimiento algo más suave que en los
últimos años, 2,5% anual, pero las cifras son positivas de forma ininterrumpida
desde hace 19 años, hasta el punto de que se hablaba del milagro peruano. Y sin
embargo, la política peruana es una de las peores valoradas de la región, en
las calles de Lima la gente reclama que dimitan todos y el título principal de
La República, de centro izquierda, evidencia el ambiente irrespirable que se
vive en el poder: “Medio país pide que se vayan todos”. La encuesta que lo
sostiene señala que el 49% de los peruanos respalda que ambos vicepresidentes
renuncien y que se convoquen elecciones.
Entre
carteles de “que se vayan todos los corruptos”, Mendoza, líder de la izquierda
cuyos votos fueron claves en 2016 para que ganara Kuczynski, mostró la gravedad
del momento. “Nuestra clase política tradicional ha hecho de nuestro estado un
botín. PPK no es una víctima, se va por corrupto e inmoral. Necesitamos una
transición democrática, la de 2000 [tras la caída de Fujimori] fue incompleta.
Llamamos a todos a recuperar nuestra patria”. La calle no ha estallado, el
ambiente parece tranquilo, pero había manifestaciones importantes convocadas en
Lima a la espera de que Vizcarra, quien llega mañana desde Ottawa, luego de dos
días, se hiciera cargo de la situación.
Fuente: La República
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