En su última reunión con los cardenales antes de
iniciar su retiro, Benedicto XVI prometió “obediencia incondicional” a
quien sea su sucesor, una despedida conmovedora antes de que se convierta en el
primer papa en renunciar en 600 años. El pontífice pareció tratar de calmar las preocupaciones sobre
posibles conflictos derivados de la situación peculiar de tener un papa
reinante y otro jubilado. Al pronunciar un discurso inesperado, Benedicto XVI también pidió a los llamados “príncipes” de la Iglesia
católica a que dejen de lado sus
diferencias, cuando elijan al próximo papa. El pontífice instó a los cardenales a trabajar unidos, de
manera que el Colegio de Cardenales sea “como una orquesta”, donde se puedan
lograr “el acuerdo y la armonía” pese a la diversidad de opiniones. “Entre
ustedes también está el futuro papa, a quien yo prometo mi reverencia y
obediencia incondicional”, dijo Benedicto XVI en su audiencia
final. La decisión de Benedicto XVI de vivir en el Vaticano
durante su jubilación, tiempo en el que será denominado como “papa emérito” o “su santidad” y llevará
la sotana blanca asociada con el papado, ha intensificado el temor de que
influya sobre el próximo papa. Sin embargo, Benedicto XVI ha tratado de alejar esas preocupaciones, diciendo
que una vez que se jubile estará
“escondido del mundo”. En su discurso final en la plaza de San
Pedro el miércoles, dijo que no volvía a la vida privada, sino más bien a una
nueva forma de servir a la iglesia a través de la oración.
Fuente: Perú 21
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