Victoria
Espinoza García, elegida alcaldesa provincial del Santa (Áncash) en el 2014,
recibió el último miércoles una nueva condena por el delito de colusión, debido
a la compra irregular de semáforos inteligentes en su gestión.
En
el 2015, Espinoza había sido suspendida del cargo debido a una condena por
enriquecimiento ilícito. Sin embargo, dos años después, logró la absolución en
la Corte Suprema a través de un recurso de casación.
La
alcaldesa de la Santa, quien ahora postula a gobernadora de Áncash, es una de
las cien autoridades sancionadas entre el 2015 y el 2018 durante el ejercicio
de sus funciones.
Una
revisión de los expedientes en los registros digitales del Jurado Nacional de
Elecciones (JNE) muestra que, en estos últimos tres años, 31 autoridades
subnacionales fueron vacadas y 12 fueron revocadas.
Además,
57 fueron suspendidas de sus funciones y 42 de ellas –todos alcaldes– mantienen
la suspensión a la fecha.
De
todas estas autoridades sancionadas, 15 fueron condenadas en última instancia.
Otras seis tienen sentencias condenatorias que han impugnado en busca de una
absolución.
Áncash
es la región en la que más autoridades fueron sancionadas en este último
período regional y municipal.
El
caso más recordado fue el de Waldo Ríos, vacado en el 2107, debido a una
sentencia por colusión desleal en agravio de la Municipalidad Provincial de
Huaraz. Esto debido a las irregularidades detectadas en la ejecución de obras
de electrificación entre 1999 y el 2000.
En
la región, además, se han dictado órdenes de detención contra seis alcaldes, de
los cuales cuatro siguen suspendidos por ese motivo. Además de Ríos, otras dos
autoridades ancashinas han sido condenadas, dos fueron revocadas y una, asesinada
por resistirse a un asalto.
Para
el analista José Carlos Requena, la situación de Áncash responde a la gran
cantidad de economías ilícitas que hay en esa jurisdicción, si se tiene en
cuenta que es uno de los puertos más importantes del país.
“Tenemos
el caso de César Álvarez que, si bien estalla en el 2014, desde el 2009 ya se
tenía información de sus actividades ilícitas. Y si ves al gobernador con ese
comportamiento, las demás autoridades caen por su propio peso”, sostuvo
Requena, socio de la consultora política 50+1.
Las
dos regiones que siguen a Áncash –además de Lima– en cantidad de autoridades
sancionadas son Cusco y Apurímac. Para Requena, esto tiene que ver con que
ambas regiones tienen corredores por donde sale droga. Allí, según su análisis,
podría existir la relación entre actividades ilícitas y acceso al poder. Desde
el 2002 en Cusco, recordó Requena, todos los gobernadores han acabado con
acusaciones serias.
Fuente: El Comercio
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