Varias ciudades de Bolivia se
unieron a la jornada de paro nacional convocada por organizaciones ciudadanas y
partidos opositores. Mediante el bloqueo de carreteras, la inasistencia a
oficinas, los comercios cerrados y el escaso transporte público, parte de la
ciudadanía rechazó la postulación de Evo Morales a un cuarto mandato.
Las acciones tomadas son, además,
un reclamo para respetar el voto del referendo del 21 de febrero de 2016,
cuando la mayoría de los bolivianos rechazó la reforma de la Constitución para
habilitar la nueva candidatura de Morales.
Waldo Albarracín, ex defensor del
pueblo, señaló que la movilización “ha sido exitosa” y se debe escuchar la
voluntad popular.
En los últimos años, Morales ha
sido blanco de acusaciones de corrupción, lo que aceleró el desgaste de su
imagen. Cabe mencionar que Bolivia ocupa el puesto 112, en el ranking de
percepción de corrupción de Transparencia Internacional.
La ministra de Comunicación,
Gisela López, señaló a través de su cuenta de Twitter que las acciones tomadas
en la manifestación contra el mandatario “no son democráticas, sino
autoritarias”.
Asimismo, el ministro de
Interior, Carlos Romero, sentenció que “el paro cívico fracasó” y aseguró que
hubo una “absoluta normalidad” en las actividades del sector público.
Por otra parte, en diversas
ciudades del país, distintos grupos simpatizantes del presidente Evo Morales
salieron a las calles en diversas concentraciones.
FUENTE: EL COMERCIO
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