Si todos los ambulantes del
distrito de La Victoria decidieran un día ingresar al estadio Alejandro
Villanueva, local insignia del club Alianza Lima, ocuparían de manera exacta
los 35 mil espacios con los que cuenta el recinto.
El comercio ambulatorio es tal
vez el rasgo que más caracteriza a la informalidad laboral en La Victoria.
Comparándolo con la población del distrito, por ejemplo, estos vendedores
equivalen al 20% del total. Y adicionalmente, una gran porción de estos –15
mil, hasta hace unas pocas semanas— se hacía presente en Gamarra, el emporio
comercial más grande de todo el Perú (y, con sus casi 32 mil establecimientos,
quizás el punto más representativo del municipio).
En este contexto, según explicó a
El Comercio el gerente de Desarrollo Económico de la Municipalidad de La
Victoria, Alexander del Río, se prepublicará la próxima semana una ordenanza
con criterios técnicos para autorizar a personas que quieren formalizarse en la
venta de productos, pero van a ocupar el espacio público de manera excepcional
y temporal.
“Tienen que estar inscritos en el
RUS (Régimen Único Simplificado), estar empadronados, su capital no debe
exceder de 2 UIT (S/8.400) y solo va a ser en vías locales. Hay que ver cuántos
vendedores de este tipo vamos a soportar, sino vamos a saturar el distrito”,
señaló.
Entre ambulantes y comercios sin
licencias, la tasa de pobreza es de 15% y la informalidad alcanza al 50% de la
economía victoriana, de acuerdo a datos de la propia municipalidad. Además, se
logra recaudar en impuestos un promedio de S/198 anuales por cada uno de sus
habitantes, la segunda cifra más baja si se compara con los distritos aledaños:
los ingresos per cápita en San Luis suman S/159, pero en el otro extremo se
encuentran zonas como Lince (S/320), San Borja (S/354) o San Isidro (S/2.280).
Los malos manejos de las
gestiones anteriores también fueron componentes importantes que impidieron que
la situación mejore. De hecho, el antecesor de George Forsyth, actual alcalde
del distrito, cumple hoy prisión preventiva (por 26 meses), tras haber sido
acusado por la fiscalía de aprovechar su cargo para hacer cobros indebidos a
comerciantes por usar la vía pública y por parqueo vehicular en zonas
comerciales del distrito.
Y retrocediendo un poco más, se
pueden encontrar acusaciones de Essalud hacia la municipalidad por deudas
millonarias acumuladas (agosto del 2018) y hasta un reclamo de Sedapal por
conexiones clandestinas dentro del propio palacio municipal de La Victoria
(2004), entre otros hechos que decoran el panorama que encontró Forsyth en sus
primeros días.
“Esta es la segunda municipalidad
que más le debe al Estado, un promedio de S/680 millones. Pero es por los actos
de corrupción de funcionarios anteriores. Encontramos en una precariedad de
tanto computadoras e impresoras, como material logístico en general. Nos
estamos recuperando para poder trabajar dignamente Hemos encontrado la
municipalidad quebrada totalmente”, sentencia del Río.
Revisando otras manifestaciones
de la informalidad, en el distrito existen 429 empresas de transporte, de las
cuales 245 no tienen licencia de funcionamiento y 113 trabajan con el permiso
de una actividad económica diferente.
De esta forma, los ingresos
victorianos a fin de año sumaron S/85 millones al 2018, según Forsyth, mientras
que solo en Gamarra se calcula un movimiento anual de S/762 millones.
ASEGURANDO EL RESULTADO
Los operativos policiales que ha
llevado a cabo Forsyth desde el inicio de su gestión, así como la ejecución de
un plan de reubicación para los ambulantes y de fiscalización al comercio
informal en el distrito, han disparado la recaudación del primer trimestre.
El alcalde confirmó en una
presentación en el Congreso que la comuna ya alcanzó el 47% de su meta para
todo el año, pero agregó que ello “definitivamente no nos va a sacar del hoyo
en el que estamos”.
Con el optimismo que han dado los
resultados de los primeros 100 días de gestión, por otro lado, la Subgerencia
de Comercio Informal y Mercados edil ya estableció para este año una meta de
recaudación 100% superior a la del 2018.
El reto distrital, como indica
Forsyth, pasa no solo por la ejecución de las estrategias municipales, sino
también por sostener el correcto comportamiento de los empresarios; un hecho
que, tras las acciones realizadas en Gamarra para reubicar a los ambulantes,
aún no se manifiesta.
Se tenía en este emporio una masa
de 15.000 comerciantes; de estos, 3.000 se empadronaron; luego, 840 fueron
elegidos a través de una resolución para asignarles locales gratuitos hasta por
un año en una galería formal; sin embargo, solo 300 se han instalado a la
fecha.
“En la medida en que se logren
economías de escala y ubicar a las personas en lugares donde se concentran
actividades de un mismo giro, la solución puede ser sostenible. Mira los casos
de Polvos Rosados y Polvos Azules, que provienen de trabajos de reubicación y
organización”, opina Gustavo Guerra García, ex gerente de Pro Transporte.
Gamarra, La Parada, el mercado
mayorista de frutas la zona de terminales de transporte interprovincial son los
principales focos de atención de la gestión actual para las labores de
formalización. En dos años, pronostica por su lado Omar Narrea, profesor de la
Escuela Gestión Pública de la Universidad del Pacífico, el gobierno local de La
Victoria tendrá mayor acceso al crédito financiero, a créditos sobre las
deudas, “tanto del Gobierno Central como de otros acreedores, para que pueda
equilibrarse”.
EL CATASTRO SETENTERO
Utilizando un catastro que data
de 1970, la gerencia de Fiscalización y Control del distrito ha clausurado en
lo que va de su gestión un promedio de 80 empresas de transporte. Se tiene
aprobado a la fecha un financiamiento por parte de Ministerio de Vivienda,
Construcción y Saneamiento, explica del Río, para actualizar el instrumento.
“La Victoria tiene que focalizar
este tipo de instrumentos en lugares específicos, como por ejemplo los
comercios o los grandes hoteles. Centrar el catastro en zonas empresariales va
a ayudar a que se fortalezca el valor de la propiedad, y luego ya se parte a
nivel de vivienda”, señala Narrea.
Si bien las acciones de la
gestión actual apuntan a un trabajo con objetivos claros, navegar en el mar
victoriano con un mapa que considera solo a los locales que existían hace casi
50 años terminaría replicando justamente lo que las gestiones ediles anteriores
hicieron, y sin dudas, inclinará la cancha de Forsyth en contra de su arco.
FUENTE: El Comercio
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