Un desfile que duró cerca de cuatro horas, sin embargo
y a pesar de que muchos llegaron a la avenida Brasil desde antes que empiece a
amanecer y bajo una tímida llovizna, los ánimos y las energías para alentar el
paso de los batallones no se vieron disminuidos. Árboles como estrados
improvisados, periscópios caseros, escaleras, balcones y sillas sirvieron a los
asistentes para no perderse de sus batallones preferidos y los impresionantes
vehículos blindados.
En las tribunas el público hizo su fiesta con vítores,
olas y aplausos mientras los batallones agradecían con saludos marciales, el
paso de desfile y coreografías de marcha que elevaban los ánimos de los
asistentes.
Al final del desfile el público que se encontraba por
las últimas cuadras de la avenida Brasil se quedó con ganas de saludar al
presidente Ollanta Humala quien tomó una ruta distinta para retornar a la casa
de Gobierno.
Fuente: RPP
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