Magistrada Nayko Coronado Salazar abrió juicio
a Víctor Aritomi, Rosa Fujimori y Myriam Aritomi por transferencias de Japón al
Perú y de Perú al extranjero por más de un millón de dólares obtenidos
ilícitamente de donaciones niponas a la ONG Apenkai. Cuentas están relacionadas
con operaciones financieras a favor de Keiko Fujimori y su hermano Kenyi.
Nunca es tarde. Las autoridades
judiciales han reemprendido la búsqueda de las cuentas de la familia Fujimori,
una asignación pendiente desde hace más de una década, frustrada en gran parte
por dilaciones, obstáculos y evasiones de los implicados.
El último miércoles 8 de mayo, la
jueza Nayko Coronado Salazar esperaba en su despacho al ex embajador del Perú
en Japón, Víctor Aritomi Shinto, a su esposa, Rosa Fujimori Fujimori, hermana
del ex presidente Alberto Fujimori, y a
la hija de ambos, Myriam Aritomi Fujimori. Los había citado a las 8 y 30 de la
mañana para dar comienzo al proceso que emprendió contra los tres por el grave
delito de enriquecimiento ilícito. Nunca llegaron.
Probablemente creyeron que las
autoridades judiciales peruanas se olvidaron de ellos. Pero se equivocaron.
Tienen cuentas pendientes ante los tribunales para responder por fondos de
dudosa procedencia que nunca declararon.
La jueza Coronado, titular del Tercer
Juzgado Unipersonal de Lima, se tomó el trabajo de remitir las notificaciones a
los actuales domicilios de los acusados: Víctor Aritomi y Rosa Fujimori, que
viven en el distrito de Fukusawa, en la zona de Setagaya, en Tokio; y Myriam
Aritomi, residente en el distrito de Asahi-Ku, en la ciudad de Yokohama,
capital de la prefectura de Kanagawa.
Pero los encausados ni siquiera
acreditaron un abogado defensor, en un evidente gesto de desprecio a la
justicia de su país. Ambos son protegidos por el gobierno de Japón debido a que
se han acogido a la nacionalidad de dicho país. Desde hace más de diez años los
tres se encuentran en condición de prófugos de la justicia.
De acuerdo con el expediente del
caso, el Ministerio Público ha documentado, basado en reportes financieros y
bancarios obtenidos por mandato judicial, que entre 1990 y el 2000, periodo en
el que ejerció Aritomi las funciones de embajador, transfirió desde cuentas de
Japón a bancos del Perú, y desde el Perú a Japón y otros países, 1 millón 057
mil 272 dólares.
Según informes de la Cancillería
peruana, por ejercer el papel de embajador Aritomi obtuvo ingresos por 1 millón
457 mil 660 dólares.
Aritomi y su esposa, que no
contaban con negocios conocidos que les retribuyeran ingresos para generar
ahorros o ganancias, no han sabido explicar a las autoridades de dónde han
obtenido el dinero de las transferencias que se hicieron cuando el cuñado de
Fujimori era funcionario público. La presunción es que el origen de los fondos
es ilegal.
FUENTE: La República
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