lunes, 10 de junio de 2013

Guardia de Guantánamo se convierte al Islam por el ejemplo de los presos


 Pasaba sus turnos de noche hablando con los presos y acabó convertido al Islam. Terry Holdbrooks, guarda en la prisión de Guantánamo en 2003 y 2004, ahora recorre Estados Unidos abogando por el cierre de ese centro y explicando el sufrimiento de los detenidos, que en la actualidad protagonizan una huelga de hambre. Ha dejado las drogas y el alcohol y ha publicado un libro, “Traitor?”. De su vida anterior conserva unos grandes orificios en el lóbulo de las orejas, que sigue exhibiendo.

Holdbrooks, de 29 años, tenía 18 cuando ocurrieron los ataques del 11-S de 2001. Al año siguiente acudió a un centro de reclutamiento en su estado, Arizona. Hijo de padres drogadictos, que a los 7 años le llevaron con los abuelos para que estos se encargaran de criarle, no se consideraba precisamente el tipo ideal de candidatos que el Ejército estaba alistando. Entregado a una vida nada disciplinada de droga, sexo y rock-and-roll, como él mismo cuenta en las giras que ahora realiza, fue descartado probablemente a la vista de la densidad de tatuajes que llevaba en los brazos.

Conducía a los presos de las celdas a los interrogatorios

Pero Holdbrooks fue persistente, y en su cuarta visita al centro pudo hacer un test de aptitud. Fue reclutado en agosto de 2002. En su libro explica cómo cuando su unidad de Policía Militar fue destinada a Guantánamo, el sargento llevó primero a los soldados a la Zona Cero de Nueva York. “Recordad lo que los musulmanes nos hicieron. Recordad a quién custodiáis”, les dijo el mando.

Ya en la prisión extraterritorial de Guantánamo, en la base estadounidense en Cuba, Holdbrooks tenía que conducir muchas veces a los prisioneros desde sus celdas a los lugares de interrogatorio y luego devolverlos al lugar de procedencia. “Afortunadamente para nosotros, muchos de ellos son hombres más grandes de lo que algunos de nosotros somos”, comenta, refiriéndose a la entereza mostrada en los interrogatorios y régimen carcelario por gran número de detenidos, basada en su fe religiosa.

 Cuando Holdbrooks, que adoptó el nombre de Mustafá Abdula, dejó la rutina de aquel destino, sin embargo, su vida personal volvió a descomponerse. Retornó a las drogas y al alcohol, que había dejado de lado progresivamente, y se divorció. También el Ejército prescindió de él por “desorden de personalidad generalizado”. La situación requirió una segunda conversión. Desde 2009, las cosas se enderezaron. Volvió a los estudios, se casó de nuevo y ahora está involucrado con Fondo Legal Musulmán de América, dedicado a recoger dinero para ayudar a combatir legalmente posibles injusticias contra musulmanes cometidas por perjuicios sociales o religiosos.


Fuente: ABC de España

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