Después de que personajes como Spiderman o
Super Mario protagonizaran enfrentamientos con turistas, el Ayuntamiento se
plantea regular el trabajo de estos entretenedores
El amigable Woody de «Toy Story»
orinando en una esquina. El Monstruo de las Galletas empujando a un niño y
gritándole improperios a su madre porque estaba tardando mucho en darle
propina. Super Mario toqueteando a una turista en sus partes nobles. El
teleñeco Elmo gritando insultos antisemitas y quejándose a viva voz de que las
propinas que los turistas le dan son escasas.
Estas son algunas de las
esperpénticas escenas que los paseantes y sus hijos presencian a diario en la
turística plaza neoyorkina de Times Square. Como ya sucediera en la madrileña
Puerta del Sol en 2011 cuando Minnie Mouse y Dora la Exploradora se enzarzaron
en una pelea por controlar la mejor zona de la turística plaza, los muñecos en
Times Square compiten unos con otros por posar con los turistas y obtener las
propinas más generosas.
A favor de tomar medidas también
se ha posicionado Tim Tompkins, quien preside Times Square Alliance, la
organización gestora de la plaza. Tomkins reconoció a la web Gothamist que
algunas de estas personas son «buena gente que está tratando de ganarse la
vida», pero apostilló que cuando son tantos y sumamos a la ecuación el
anonimato y la falta de regulación, «la cosa empieza a ponerse fea».
Sin embargo, no todas las
autoridades neoyorkinas creen que esta vaya a ser una tarea sencilla. Preguntado
sobre los sucesos, el alcalde de la ciudad, Michael Bloomberg, recordó que en
el pasado el ayuntamiento ha intentado infructíferamente regular la presencia
de muñecos en Times Square. «No va contra la ley, así que lo siento. Pero quizá
debería ser ilegal», fue como Bloomberg resumió la situación.
También se oponen a las medidas
restrictivas la mayoría de los entretenedores que tienen como principal fuente
de negocio la concurrida plaza. Aquellos que han hablado con la prensa
neoyorkina comparten la opinión unánime de que no se puede estigmatizar a todos
los muñecos por la actitud negligente de unos pocos. Eric Magangi, quien
también se transforma en el Monstruo de las Galletas para sacarse un dinero
extra mientras estudia Enfermería, explicó al «Wall Street Journal» que estos
sucesos, que alguien agreda a un niño por una propina de un par de dólares,
«dan muy mala imagen a todos».
Fuentes: El País
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