En una reciente visita de diplomáticos al Vaticano, sede de
la Iglesia Católica, se pudo apreciar que el Papa Francisco estaba sentado en
un sillón blanco, mientras recibía a los visitantes. El tema es que ese sillón
no es el que típicamente emplea el pontífice.
Su tendencia a mostrarse más cercano a todos durante las
audiencias ha llevado a Franciscso a abandonar el pomóso trono por un sillón
blanco más tradicional. Dicho asiento es radicalmente distinto al elegido por
Francisco, quien no ha cumplido ni un mes como Sumo Pontífice.
Además, como se puede ver en las imágenes que llegan desde
el Vaticano, no está sobre una tarima, sino a la altura de los demás. El Sumo
Pontífice sigue asombrado a todos con su humildad y sencillez.
Fuente: La República
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