No la dejó en la cuadra uno de la
avenida Brasil. Franklin Edinson Cotrina
mintió, pero la farsa no tardó en desmoronarse. Las constantes contradicciones
en su relato tras hallar el cadáver de Vilma Cruz Pinedo en una maleta arrojada
en la variante de Pasamayo permitieron que la Policía capture al hoy confeso
asesino de la joven cantante de música folclórica.
Luego de recoger las fotografías
la pareja se dirigió al cuarto que alquilaba Cotrina. Todo transcurría con
normalidad, hasta que los celos surgieron luego que llegaran unos mensajes al
celular de Vilma.
"Pude ver que le escribían
varios hombres, enviándole mensajes de amor, por lo que le reclamé. Ella me
respondió diciéndome que quién era yo para dar órdenes en su vida dándome un
'cachetadón' en la mejilla derecha", describe el testimonio publicado por
el programa Cuarto Poder.
Franklin intentó calmarla —según
narró a la Policía—, pero el desenlace fue fatal. Él la mató ese mismo 11 de
octubre.
"La abracé por la espalda
para que se calmara, cogoteándola con mi brazo derecho, por espacio de dos
minutos aproximadamente, notando que luego de ese tiempo ella se quedó
inconsciente ya que dejó de gritar, por lo que me asusté, no sabiendo qué
hacer, por lo que luego de cinco minutos cogí mi maleta color negra, la coloqué
en el piso y procedí, la agarré cuidadosamente, la puse dentro de la maleta y
llamé a otro conocido, un taxista conocido como Roberto", continúa en su
relato.
Es entonces cuando baja
lentamente la maleta del tercer piso del inmueble en el Rímac donde dormía el
confeso asesino. El peso de la maleta y el de su conciencia en ningún momento
impidieron que Cotrina desista en su objetivo: ocultar el cuerpo para siempre.
Fuente: Perú 21
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